HC - Llamarada
viernes, 23 de diciembre de 2016
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Voces que nos llegan
Érase una vez en América
¡y en Colombia!
Esta vez el fuego que enciende nuestro blog se lo pedimos prestado a un gran amigo y escritor: José Anibal Morales. Vallecaucano de pura cepa, profesor de sociales, sindicalista del gremio, fervoroso y rectilíneo, abogado con especialidad en Derechos Humanos, trabajamos juntos más de una década, él como Coordinador académico y yo como Rector del Colegio Claret.Fueron años apasionantes de mutuo aprendizaje en el campo de la educación formal con énfasis en el humanismo integral, en la innovación de un Manual de Convivencia para una comunidad educativa de alta academia pero, sobre todo, de interrelaciones amables, constructivas y restauradoras que involucraran todos los estamentos escolares.
Anibal hace correr ahora en las redes un perspicaz análisis del momento actual del mundo y Colombia como escenario de fondo para un aleccionador parangón entre el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y los avatares de los Acuerdos de paz del país y su más reciente desenlace.
Toma el nombre de la película del italiano Sergio Leone con una actuación magistral de Robert de Niro, una aguda mirada al "sueño americano" desde los bajos fondos de un país que, entre otras cosas, se apropió sin más, del nombre de todo un continente.
El autor del escrito concluye augurándose que algún día aquí y en otras latitudes pueda contársele a las nuevas generaciones que hubo momentos terribles de quiebre social, pero que gracias a la lucha y la tolerancia, a la paciencia y la persistencia de muchos y muchas se abrieron caminos consistentes la Paz, la dignidad, la unidad en la diversidad y la no-repetición.
Para leer el artículo completo de Aníbal, dar clic aquí.
Y un texto preciso
En su incansable apostolado de la pluma al servicio de lo social, el pasado mes de octubre lanzó Aníbal su tercer libro, un muy oportuno y didáctico aporte para la tarea que todos tenemos en la escuela y otros ámbitos:
Correo de contacto con el autor del libro: joseanibalm3@gmail.com
lunes, 31 de octubre de 2016
Fiesta o aquelarre?
Hoy es
la fiesta de los niños y las brujas de octubre.
Y, como condimento en plan
aguafiestas, aparecen en las redes mensajes y videos alertando sobre el
carácter diabólico subliminal de la celebración, sobre profanación de la fe
cristiana, ingenuidad pecaminosa, el poder destructivo de Satanás o sobre asustadores efectos
apocalípticos para quien se disfrace, decore duendes y calabazas y salga a la
calle con estribillos y muchas ganas de golosinas.
Vale la pena poner las cosas en su
sitio para que ésta, como ótras,
sea una ocasión para rescatar lo mejor de las tradiciones de aquí y de afuera,
darnos gusto los pequeños y los grandes e impulsar valores esenciales de la
sociedad como la alegría, la creatividad y la atención a los más pequeños.
Empecemos por recordar que la celebración del
31 de octubre surge en un contexto religioso. Nos lo deja muy claro el nombre
de la fiesta: Halloween -palabra esotérica y satánica para
algunos- es en inglés la contracción de la frase “All Hallows’ Eve” que significa “Víspera de la
fiesta de todos los Santos”. Más
católica para dónde! Para la Iglesia se trataría no sólo de llamar la atención
sobre la conveniencia de tener en cuenta todos los santos -del cielo y de la
tierra- el 1 de noviembre, sino la conmemoración de los difuntos al día
siguiente.
Tengamos en cuenta que casi todas las fiestas
cristianas surgen o se inspiran en celebraciones culturales, muchas de ellas
paganas o politeistas, de los
pueblos donde se originó o a donde llegó el cristianismo, conservando o
resignificando algunos de los elementos o usos festivos.
En el caso de Halloween se trata de una fiesta celta, en la cual la luz
artificial y el misterio de las sombras cobraban importancia al avanzar el
otoño, con el atardecer cada vez más temprano y amanecer cada vez más tarde.
Aparecen las calabazas con rostro iluminado, evocando la vieja leyenda
irlandesa de una especie de judío errante que se refugia en esa voluminosa hortaliza;
surgen las criaturas de la noche, las de la imaginación y las de la realidad. Más
tarde, se introduce la costumbre de la
repartición de dulces a los niños para mostrarles que hay brujas buenas qur recompensan
a los que son juiciosos, al estilo de la Befana de Italia.
A partir de la leyenda y las tradiciones, la
creatividad de la gente y la influencia de los medios inspira el tema de los
disfraces y su variopinta variedad, que va contagiando cada vez más el mundo de los mayores.
Así
que más que alertar sobre temidos
movimientos diabólicos en esta práctica social sí habría que llamar la atención sobre el
culto a la consumismo desaforado y la competencia social con
los niños como target o sobre modas casi inhumanas
como el someter a los bebés a vestir estrafalarios e incómodos atuendos y a
sumarse estupefactos a las
fatigosas caravanas callejeras.
Una
interesante reflexión sobre Halloween nos la ofrece un Claretiano chileno en su
blog El Catalejo de Pepe. Para leerla, dar clic aquí.
Así que nada de sustos, feliz Halloween
o, mejor, feliz fiesta de los que saben disfrutar
de la alegría de los pequeños!
o, mejor, feliz fiesta de los que saben disfrutar
de la alegría de los pequeños!
lunes, 24 de octubre de 2016
Hace 146 años
Hoy,
lunes 24 de octubre, se celebra la fiesta de San
Antonio María Claret, porque en igual fecha, en 1870, murió desterrado en
la abadía de Font Froide (Francia) este destacado Obispo misionero español que
fundó la Congregación de los Misioneros
Hijos del Inmaculado Corazón de María, más
conocidos como Misioneros Claretianos.
Esto,
que podría ser apenas una añeja evocación religiosa de hace 146 años, se
convierte en una referencia de convocación actual y de compromiso para toda la
gran familia de los Hogares Claret y quienes comparten nuestra causa y
nuestra misión.
Lo
quiso plasmar así el creativo Equipo de comunicaciones de la Fundación,
incorporando a una de las imágenes clásicas del Padre Claret, la hoguera icono
de la Fundación, como para que tengamos muy presente que de su corazón y su ser
apasionado por Dios y por la humanidad, surge el fuego de la misión a favor de
los que la sociedad desecha y de la compasión que se compromete con ellos en la
recuperación de su existencia y su plena inclusión social, mediante una
experiencia de Hogar amoroso, integrador y sanador.
El tema
del fuego y su simbolismo efectista aparece mucho en los variados escritos del
P. Claret.
Es muy diciente el comienzo de su definición del Misionero Claretiano:
Es muy diciente el comienzo de su definición del Misionero Claretiano:
es un hombre que arde en caridad
y que abrasa por donde pasa.
Que desea eficazmente
y procura por todos los medios
encender a todos los hombres
en el fuego del divino amor.
Para
nosotros, hoy, ese fuego de Claret nos tiene empeñados del todo en retos
exigentes e ineludibles:
- Ser presencia
activa, mediadora y efectiva en el proceso de paz que vive Colombia, desde
la dinámica interna de reconstrucción social en cada Hogar, desde nuestra
ya probada capacidad conciliadora, respetuosa y promotora de los Derechos
Humanos, desde nuestra experiencia de misión compartida con el estado y
diversas entidades del sector.
- Seguir
actualizando de manera creativa y sostenible un modelo terapéutico que
garantice en las personas un proyecto de vida que les permita consolidarse
positivamente, aún en medio de los inevitables factores de riesgo al
culminar su proceso.
- Mantener y
hacer cada vez más apetecible una propuesta de humanización desde el
Evangelio de Jesús y la realidad en que vivimos, por su impacto integral
en todo el que se acerque a nuestra oferta en plan de ayuda, ejercicio
profesional o voluntariado.
Que el fuego de Claret, sea
siempre nuestro fuego!
«Pequeño
de estatura, grande de espíritu»
Uno de los Superiores de la Congregación de
los Misioneros Claretianos, el español P. Gonzalo Fernández, acaba de escribir
en su blog una interesante semblanza del P. Claret,
con ese título.
Para
leerla, dar clic aquí.
En el sitio web oficial de la Congregación
hay, además, abundante material sobre la vida, obra y escritos del Santo.
Para
acceder, dar clic aquí.
Jueves, 20 de octubre
Chat de Directores
Presentamos aquí una síntesis
del tercer encuentro mensual virtual con los Directores Terapéuticos y
Administrativos de las seis Regionales de los Hogares en el país.
Hablamos de la Semana
claretiana que estamos celebrando
en toda la Fundación, con ocasión de la fiesta de San Antonio María
Claret, el próximo lunes, 24 de octubre.
Oímos detalles difícil
situación vivida en Santander que
culminó con la muerte de un joven en una riña en el Hogar
CASAM de Piedecuesta, de lo cual se dio oportuna información mediante Comunicado de la Dirección general. La última noticia
es que los 15 jóvenes atacantes –ya mayores de edad- fueron juzgados y
condenados con nuevas y severas penas de reclusión y trasladado a cárceles de
adultos. El Hogar ha retomado su ritmo normal, con una serie de eventos de
elaboración de duelo y toma de conciencia. Los participantes en el chat
manifestaron toda su solidaridad a los hermanos de Santander y su admiración
por el valiente desempeño, especialmente de los educadores a cargo del grupo.
Hubo informaciones
de parte de la oficina central:
- Ya muy pronto tendremos en regla la personería jurídica y la representación legal, otorgada ahora por la Cámara de Comercio de Medellín. Los trámites han tardado más de lo esperado. Les haremos llegar inmediatamente el documento con un instructivo sobre la nueva caracterización institucional.
- Como muchos ya saben, antes del próximo
9 de noviembre, estamos obligadas a registrar todos nuestros archivos virtuales
y manuales de información sobre personas relacionadas con la Fundación, en el Registro
Nacional de Bases de Datos de
la Superintendencia de Industria y Comercio.
Esta gestión se hará desde la oficina central, pero es importante que vayan elaborando un listado de los archivos donde recojan información de usuarios, proveedores locales, colaboradores como voluntarios, profesionales, profesores externos, beneficiarios externos de los cursos, Instituto de la familia y ofertas de otros pilares (no quienes están bajo nómina, pues las bases nacionales tienen otro manejo).
Indicando si son fichas o archivos digitales, qué programa qué dependencia y quién los tiene a cargo, qué clase de datos o campos recogen, cuántos registros tienen a la fecha.
Para recopilar la información y resolver todas las inquietudes tendremos un chat de Directores administrativos él próximo miércoles 27 de octubre, a las 3:00 pm. Recibirán también un formato para facilitar la labor.
- Tenemos ya prevista la consulta a un especialista en la materia para trazar nuestra ruta de mejoramiento
- Contaremos también con la experticia del Psicólogo organizacional del Eje cafetero.
- A este respecto, nos interesan mucho los aportes y sugerencias de todos/as.
martes, 4 de octubre de 2016
Un día después del plebiscito sobre los Acuerdos de Paz
Pa'lante, Colombia!
Siempre por la mañana, en cada uno
de los Hogares, los niños, jóvenes o adultos que hacen parte de él, se reúnen en
círculo con sus educadores y cada uno va expresando su estado de ánimo al
empezar el día, sus temores, sus frustraciones y sus anhelos, en un ritual de expresión
de sentimientos que tiene un efecto catártico y, sobre todo, de enganche con el
grupo para obtener de él comprensión, solidaridad y validación de los procesos
personales y la dinámica colectiva. A cada intervención, la respuesta coral
inmediata es: “Para adelante, compañero”,
que en la jerga de nosotros se ha ido contrayendo en un pa'lante! en el cual se está siempre trabajando la espontaneidad y
la conciencia que libere la expresión de convertirse en una muletilla rutinaria,
elusiva y descafeinada.
La letanía matutina de los Hogares
se me metió, como una de esas canciones pegajosas, desde anoche, cuando empecé
a tratar de reponerme del impacto de ayer, siguiendo los resultados del plebiscito
y a buscarle una salida a la encrucijada en que nos metimos los colombianos.
Mirando las redes sociales, me
llamaron mucho la atención las mamás de niños pequeños preguntándose cómo les
van a explicar, cuando estén más grandes, por qué le dijimos no al fin de la
guerra y a propuestas de entendimiento que todo el mundo nos estaba admirando
como algo sorprendente. Me estremecieron, de nuevo, las descalificaciones
implacables de los contendores, y más aún los denuestos a un país insoportable,
mezquino, sin conciencia de sus valores y sus contradicciones, en esos
ejercicios de emotividad primaria sin control.
Me indignaron los juegos
pirotécnicos del domingo en la noche en varios sectores de El Poblado de
Medellín, al mejor estilo de las alboradas
de los mafiosos, para hacer sentir su supuesto poder, sus bravuconadas y sus pavorosas
advertencias.
Pero de nuevo vinieron a mi mente
los Hogares y, específicamente, una práctica muy de la comunidad terapéutica:
la terapia de realidad, que lleva a
los individuos y al grupo a ubicarse en el aquí y el ahora, con la máxima
objetividad, coherencia y proyección, evitando las coartadas del idealismo evasivo, de la
propia victimización, de la justificación fácil, para retomar y replantear de
manera pragmática y paciente las claves del propio crecimiento que replantea
y recompone el proyecto de vida.
Para un ejercicio como ése aplicado
al país hay, afortunadamente, unas puntadas que lo harán válido y, ojalá,
exitoso:
- el dato estadístico, que constata prácticamente un empate técnico en la medición de pareceres y convicciones de los colombianos, para que nadie pretenda abrogarse triunfos o sumirse en la derrota a la hora de ver para dónde pegamos, conscientes, eso sí de la necesidad de sacudir ese pesado lastre que representa el 62,6% de abstención detrás de la cual se atrincheran la indiferencia, la comodidad dominguera, la indecisión inmadura y hasta la ambigua duda metódica;
- la reacción sensata, ponderada y propositiva, con notables consonancias, de líderes de la contienda como el Presidente Santos, el Jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, el Senador ÁlvaroUribe y el Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Luis Augusto Castro;
- el eco del evento en la comunidad internacional y la demanda casi unánime de no cejar en el empeño por todo lo que nos jugamos y por su repercusión paradigmática;
- la reacción -tímida aún pero progresiva- de los votantes, parecida en muchos casos a la de los ingleses al día siguiente del referéndum por el Brexit, o salida de las Gran Bretaña de la Comunidad europea, midiendo el alcance de decisiones no bien ponderadas.
Cuando estaba pensando el plebiscito
como una dolorosa pero conveniente terapia de realidad para nosotros los
colombianos, me llegaron por las redes, dos sugerencias de distinta índole,
pero que vale la pena compartir en este plan en que hay que ponerse, para no
echar por la borda todo lo logrado y salir de nuevo al rescate de los valores
esenciales de nuestro ser nación.
La primera consideración viene de Mafalda
y, más concretamente, de su vecino Miguelito, uno de los pequeños integrantes
de la patota de la niña prodigio de la caricatura argentina:
Con que mirar la historia para adelante..! Es la voz de un niño, como los
que a nuestro alrededor nos cuestionan con desparpajo cobre los grandes temas
existenciales. Muy claretiano, además sin proponérselo, nos traza la ruta precisa,
para que todos y todas intentemos una dirección acertada después del revolcón
que nos dio el plebiscito.
La otra mirada con perspectiva de
futuro es lúcida y evangélica. Es la del Provincial de los Jesuitas, P. Francisco de Roux, curtido misionero
de los Derecho Humanos y atención a las víctimas en las más críticas zonas de conflicto:
«Lo que ganamos perdiendo»
Octubre 3 de 2016
Nosotros
habíamos invitado a un voto en conciencia, a respetar a quienes pensaran
distinto, a participar en el plebiscito dejando claro que aceptábamos el
resultado y que construiríamos a partir del resultado, fuera el que fuese.
En conciencia,
explicamos las razones que nos llevaron a luchar por el SI, convencidos de que
era lo mejor para el país y convencidos de que con nuestras razones podíamos
convencer a la mayoría, y perdimos.
No luchábamos
por el futuro político del presidente Santos, ni tampoco contra el futuro
político del expresidente Uribe, ni luchábamos por el futuro político de las
FARC. Nos importaba solamente el que pudiéramos vivir como seres humanos,
esta fue la razón de nuestra lucha.
Luchábamos por
superar la crisis espiritual del país que nos sumió en la destrucción de
nosotros como seres humanos. Soñamos que íbamos a dar un primero paso aprobando
la negociación con las FARC, pero no lo logramos como queríamos. Seguramente
porque nosotros también formamos parte de la crisis, como colombianos que
somos.
Gracias a
Dios, Colombia es una democracia. Y la democracia, con la llamada a que el
pueblo se manifieste, tiene la virtud de colocarnos en la realidad, gústenos o
no nos guste, como lo dice la copla de Machando: “La verdad es lo que es, y sigue
siendo verdad, aunque se piense al revés”.
Y sin embargo,
esta verdad, este resultado del plebiscito puede ser el camino que nos lleve
superar el más profundo de nuestros problemas que somos nosotros mismos,
partidos como lo evidencia esta votación, excluyentes, incapaces de ir juntos
en los asuntos más profundos; y sabedores de que nuestras animosidades y
agresiones, que se expresan en la política, en los medios de comunicación, en
los debates académicos y eclesiales y el seno de las familias, tienen
consecuencias letales entre los campesinos, y en la locura de la guerra donde
pierden la vida nuestros jóvenes, mientras otros problemas graves del país
siguen sin resolverse.
Felizmente la
declaración del Presidente Santos ha dado tranquilidad a todos. Porque
reconoce como demócrata el triunfo del “NO”. Mantiene el cese bilateral al
fuego. Llama a un replanteamiento de los acuerdos de paz incorporando a quienes
ganaron. Y ordena a los negociadores del gobierno que retomen el diálogo con
las FARC dentro de la nueva realidad política.
Igualmente es
de resaltar la actitud constructiva y reconciliadora del expresidente Uribe que
reitera su voluntad y paz, invita a las FARC a continuar en la negociación, y
plantea los aspectos jurídicos, institucionales, sociales y económicos que
quienes votaron por el NO consideran indispensables para ser incorporados en
los acuerdos.
Tenemos que
aceptar con realismo y humildad que debemos revisarnos. Quizás no nos habíamos
aceptado crudamente como parte del problema, y precisamente porque somos parte
del problema, de la crisis, se acrecienta hoy nuestra responsabilidad de
ser parte de la solución.
Este es el
momento de oírnos, comprendernos y reconciliarnos con quienes por razones
sociales, políticas, institucionales y éticas, piensan distinto. De aceptarnos
en nuestras diferencias. De revisar desde todos los lados qué es lo que cada
quien tiene que cambiar, para que todos seamos posibles en dignidad en
una paz que nos traiga la tranquilidad a todos y a todas.
Vamos a mantener
y redoblar el entusiasmo con que nos entregamos a la causa de la paz, pero
vamos a hacerlo incorporando a los demás. Aceptando su comprensión distinta,
escuchando sus argumentos y temores y rabias. Y colocándonos más allá, en el
ser humano que somos todos y todas.
Pensamos que
los elementos centrales de los acuerdos de La Habana y el método del proceso de
paz siguen siendo válidos. En ellos pusieron seis años de trabajo personas de
extraordinario valor y de la más seria dedicación, hombres y mujeres, civiles
y militares que son verdaderos valores humanos de Colombia, y al lado de ellos
guerrilleros dispuestos a dejar la guerra que se transformaron en el mismo
proceso. Ellos merecieron la admiración y el respaldo de la
comunidad internacional. Pero el resultado de la votación muestra que tienen
que los acuerdos tienen que ser reformados para ser viable política e
institucionalmente en la Colombia de hoy. Y lo que importa finalmente es la
paz, que requiere momentos de generosidad heroica, para que podamos
superar la barbarie de la violencia política de una manera factible en una
patria reconciliada.
Tengo plena
confianza en que Dios nos acompaña en este camino. Que vale hoy más que nunca
la palabra de Jesús cuando nos dice que la verdad nos hará libres. Que esta
verdad del resultado del plebiscito, con toda su mezcla de realismo humano y
político, purifica y acrisola este proceso. Que hoy nos ponemos de partida para
ser humanamente más grandes.
Tomado de www,jesuitas.org
viernes, 30 de septiembre de 2016
Plebiscito por la Paz en Colombia
Una invitación a interpretar el domingo 2 de octubre, duro y bien afinada, la nota de Aleida, la emblemática mujer víctima liberada y audaz:
Para conocer a Aleida, y a su genial creador,
el caricaturista Vladdo, visiten su sitio web:
el caricaturista Vladdo, visiten su sitio web:
o su Facebook:
martes, 13 de septiembre de 2016
Increíble, inédito, histórico!
Algo
está pasando
…y en Colombia es la Paz, ni más, ni menos
…y en Colombia es la Paz, ni más, ni menos
Viví intensamente -con dolor y rabia- cuando
era Rector del Colegio Claret de Cali, el secuestro, cautiverio y asesinato
de los 11 diputados de la Asamblea departamental del Valle, en 2002. Había en ese grupo familiares cercanos de docentes
y estudiantes del colegio, amigos y conocidos.
Ver ayer en los medios esta foto del encuentro, cara a cara, en presencia del Arzobispo de Cali, de tres de los comandantes de las FARC y familiares de 8 de los 12
diputados asesinados, me causó un gran impacto. Al leer luego el relato del momento y escuchar los testimonios de
las víctimas que participaron en él, pensé emocionado: algo está pasando en mi país, histórico, inédito y determinante... el intrincado texto de los acuerdos
va dando lugar a hechos fehacientes que con el realismo y la nobleza raizal de
nuestro pueblo, disipan dudas y temores, nos hacen sentir
el fresquito del logro y la razón y van cerrando la
boca a los arúspices de la fatalidad.
El encuentro de víctimas y victimarios no fue una escena para la foto de ocasión, ni un ejercicio de buena educación en presencia de un monseñor. Fue una abierta expresión de sentimientos desde lo
más hondo del dolor y la
madurez de las primeras, directo a la hasta ahora cerrera
actitud de los guerrilleros para lograr de ellos palabras en vez de balas, asentimiento en
vez de consignas incendiarias, reconocimiento en vez de
extorsiones y compromiso de seguir pidiendo perdón públicamente y reparar en vez de
seguir lanzando cilindros bomba y
sembrar minas quiebrapatas.
Y si a este increíble gesto
mutuo de acercamiento y buena voluntad se suman otros, como la petición de
perdón por la masacre de Bojayá (Chocó) y
la que se prepara por la de La Chinita (Antioquia), la puesta en marcha de la entrega de
niños y adolescentes en
poder de las FARC, el cálculo
de por lo menos 1.500 víctimas menos desde que empezó el proceso de paz o los comprometedores planteamientos
de los jefes guerrilleros, con un lenguaje extraño hasta hoy en ellos, frente a temas tan sensibles como la
retención de personas, tenemos que aceptar que las interminables jornadas de La Habana iban en
serio, que el posconflicto no es un efímero titular de
prensa y que la indiferencia o el rechazo recalcitrante de lo nuevo que viene,
pueden dar al traste con una tarea que solo será exitosa si todos arrimamos el
hombro, la mente y el corazón.
Por supuesto, hay todo el derecho al disenso y la controversia que, manejados con respetuosa
pasión e inteligencia abierta son también proceso de paz. Además, están ahí,
relegadas de momento a un segundo plano de la noticia pero no menos urgentes, otras problemáticas realidades de la nación que no se
arreglan por carambola de lo que empieza a moverse. Ahí también entramos tú y
yo, con un rol ineludible, para que el chico
sea de campeonato.
Y para terminar, qué mejor que uno de los protagonistas del histórico momento de paz de Cali nos
cuente cómo le fue. Esto es lo que escribió en su Facebook Sebastián Arismendi, un muchacho de 19 años, hijo de uno de los diputados:
"Hoy siento una tranquilidad que nunca en mi vida había sentido,
siento una paz interior que necesitaba desde hace mucho tiempo, hoy puedo decir
que por fin mi padre se puede ir a descansar en paz.
No les voy a mentir, antes de acostarme a dormir en la noche anterior
tenía muchos miedos, pensaba cómo iba a ser ese momento cuando viera a los que
asesinaron a mi padre: 'Iván Márquez', 'Pablo Catatumbo', 'Rodrigo Granda' y
'Joaquín Gómez'.
Simplemente creía que no iba a soportar tanta presión y sencillamente
saldría corriendo de allí implorando por justicia.
Al amanecer, la ansiedad no me abandonaba, los mareos y el estrés eran
los que primaban en mí. Por lo tanto, no fui capaz de desayunar y partí a mi
encuentro con el estómago vacío pero lleno de miedos y dolores en mi corazón.
El momento había llegado, miré al cielo implorando al Espíritu Santo que
me diera la fuerza para afrontar la situación. En ese momento, ellos entraron,
y les confieso no sentí nada, me llene de fuerza y me puse de pie a exigirles
la verdad.
Mostré todo mi dolor y sufrimiento durante todos estos años, les dije
algo que siempre había querido decirles: yo jure matarlos a todos ustedes
cuando solo tenía nueve años, con lágrimas en mis ojos y con el alma
destrozada, por el asesinato de mi padre.
Sin embargo, les dije que ya los había perdonado y también ya me había
perdonado y por eso yo era libre y feliz. Pero, ellos como nunca lo había
esperado (nunca espere nada de ellos) me escucharon con respeto y ponían
atención a todas mis palabras. Al final, 'Pablo Catatumbo' tomó la palabra y
nos dijo: "No nos orgullecemos del asesinato de los diputados, eso nunca
debió pasar. Hoy hacemos un reconocimiento público y pedimos perdón. Ojalá
ustedes también nos perdonen" e 'Iván Márquez': "Desde lo más
profundo de nuestro ser sentimos su dolor. Permítanos que nuestros sentimientos
los abracen, y pedirles perdón por esta situación". Además de muchas otras
palabras que decían sin un libreto en sus manos.
Sinceramente, jamás espere que ellos pidieran perdón, siempre se
caracterizaron por ser duros y orgullosos, ayer desconocí al 'Iván Márquez' de
siempre, se veía triste y no reprochaba ninguno de nuestros requerimientos.
Por todo lo anterior, algo muy extraño pasaba en mi cuerpo, el
sufrimiento se fue desapareciendo de mí, y sentía que había obtenido justicia,
porque me di cuenta que viéndolos en la cárcel no me traería a mi padre de
vuelta, pero obligándolos a escucharme y escucharlos arrepentidos por lo que
hicieron, me hizo sentir grande y a ellos verlos muy pequeños.
Finalmente, salí con una sonrisa en mi rostro y veía cómo mi padre se
sentía orgulloso de mí en el cielo, porque comprendí que su vida fue entregada
para que Colombia fuera una mucho mejor.
Te amo, papá, siempre estarás en mi mente y corazón, y te juro que mi
vida será para cumplir el sueño que ambos tuvimos: ver a Colombia como una tierra
mucho mejor para todos nosotros".
jueves, 25 de agosto de 2016
Colombia: un momento histórico
El Fuego de la Paz
Con la misma
expectativa, ansias de triunfo y sentido de país con que hace unos días nos pegábamos a la TV para ver las finales
olímpicas en las cuales participaba algún colombiano, anoche, miércoles 24 de agosto, presenciábamos la ceremonia de firma y entrega del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera en Colombia (dar clic en el
título para ver el texto completo), que se llevó a cabo en La Habana.
Y entre lo que sucedió en las pistas y
podios de Río 2016 y la representativa asamblea de la capital cubana, las analogías son perfectas: el miedo a lo inalcanzable y las ganas de un
record, la dureza del entrenamiento con todos sus sacrificios, concesiones y la emoción de los
logros, el anonimato humillado del don-nadie y la talla noticiosa del campeón, el impacto de los intentos
fallidos o las caídas y la
satisfacción ambiciosa del plusmarquista, el temor a las mañas del
contendor y la convicción de la valía personal y el juego limpio, el escepticismo que nos atornilla a lo malo conocido y la capacidad de soñar con los pies en la tierra ante lo bueno por conocer.
Todos querríamos
algo mejor, pero tenemos un Acuerdo serio e integral que, asumido como debe ser, marca un hito de transformación en la
realidad nacional, decía Humberto
De la Calle en su docta alocución en la ceremonia. Dejamos las armas y demás componentes de la guerra para buscar el bien del país en democracia, afirmaba Timochenko en su trabajada y comprometedora arenga. Ahora, la palabra la
tenemos tú y yo en ese ineludible
ejercicio coral que no admite personalizaciones que polarizan o protagonismos faranduleros que
opacan la causa, grande, limpia y urgente. A diferencia de las olimpíadas, aquí no vale la actitud pasiva y aletargada del televidente que cambia canales a control remoto
para distraerse en otro deporte, en el que sudan y triunfan los demás. No participar en la competencia por la vida y la justicia, es
resignarse a ser los de la banca, los noqueados, los que no cuentan.
Afortunadamente, en
Hogares Claret hace mucho rato que
sabemos de procesos de paz: que empiezan en lo más hondo del ser humano
destruido y terminan en la inclusión social hecha de cese de la autodestrucción, no repetición del
consumo y la degradación, restauración de unos derechos humanos y un proyecto de vida integral, reparación efectiva
y permanente en los entornos
familiar y social.
La invitación, pues,
a la entera familia de los Hogares, la Claretianidad y los que se atreven a soñar
con nosotros, a la gran
oportunidad para la paz que tiene hoy Colombia. Desde una apuesta casera, constante y efectiva por unas
relaciones interpersonales de mucha calidad, aceptación y respeto, por un dialogo apasionado e inteligente que nos
aúne y nos integre en las
diferencias, por un acercamiento serio y reflexivo a los textos del Acuerdo y
al debate que visualiza un país modelo, por un diario vivir cálido, cordial, gozoso y
productivo que dinamiza por contagio los formidables pasos que aún hay que dar para consolidar el proceso.
En este contexto sí que vienen bien las consignas inspiradas en la educación basada en la conciencia, que con tanta fuerza reitera Gabriel Mejía, nuestro fundador y líder:
- Insistencia, persistencia y consistencia!
- Coherencia llama coherencia por resonancia!
La fulgurante llama olímpica que llenaba
de destellos mágicos el Maracaná y hacía brillar más los ojos de los
triunfadores y el fulgor de las
medallas, se apagó al final de las
justas, como para recordarnos que todo puede ser efímero y recreable de tanto en tanto. Pero el fuego, la llamarada de la Paz genuina es una esencia, un sentimiento ineludible, inextinguible y expansivo en el
corazón de cada colombiano y colombiana.
Ayudas para conocer (confrontar) y comprometernos con el acuerdo para la paz
- Desde la perspectiva del Gobierno: Sitio web del Alto Comisionado para la Paz
- Desde la propuesta de las FARC: Diálogos de paz
- Desde la mirada de la Iglesia y la sociedad civil: Comisión nacional de Conciliación
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